La colaboración entre los usuarios de impresoras 3D se está volviendo una práctica cada vez más común en la red. Es una forma de que la sociedad recupere esa capacidad para crear que hace años quedaba eclipsada por las empresas, con el poder y los recursos necesarios para llevarlo a cabo. No obstante, las impresoras 3D aún tienen mucho camino por avanzar. El problema está en que su precio no es por el momento accesible para el público general. Aun así, cada vez están más presentes en el desarrollo de la tecnología y su papel parece ser imprescindible para campos como el de la robótica.
Así lo ha demostrado Gaël Langevin, un escultor francés, que con mucho ingenio ha logrado crear las piezas necesarias para que otros usuarios del mundo creen su propia versión de InMoov, un modelo de droide creado por él mismo. Es el primer internauta que comparte sus diseños en Internet en el campo de la robótica con licencia Open Source, para que otras personas puedan imprimirlo desde la comodidad de su casa. Los usuarios tan sólo han de cargar los planos y plástico en su impresora para tener un robot droide articulado a tamaño real.
En los próximos años, las piezas podrán sufrir modificaciones y mejoras que los consumidores habrían de volver a imprimir para implementar el robot humanoide. Aparte de las partes plásticas, InMoov consta de placas Arduino en su interior para manejar la parte robótica, además de algunos servos, una fuente de alimentación y cables. Podría parecer una tarea complicada para cualquier persona que no tenga conocimientos tecnológicos. Sin embargo, Langevin desarrolló el proyecto desde cero, sin conocimientos previos ni de Arduino ni de robótica.
Gaël Langevin contará su experiencia con InMoov sobre el escenario de European Ecommerce Conference 2015 los próximos 18 y 19 de septiembre. El ingenio y capacidad de innovación del escultor viene de lejos. Se crió en un entorno creativo con un padre artista y una madre decoradora, un clima que ha hecho de Langevin un gran escultor. Con tan sólo tres años, el creador de InMoov se hizo con su primera caja de herramientas, creciendo entre martillos, sierras y otras herramientas. A la temprana edad de nueve años, este artista planeaba construir su propio submarino. En su lugar, construyó un PinBall a partir de reproductores de música antiguos. Con doce años, ya tenía en mente construir un Kart a motor junto a su hermano.
Años después, Langevin estudió en la escuela de Santa Teresa en París. Ha trabajado para diversas casas de diseño y colaborado con el escultor y diseñador Henny van de Akker en Dinamarca. Con una larga lista de proyectos para grandes marcas, también ha emprendido en el sector empresarial, siendo fundador de “Factices”, una compañía de escultura en la que Langevin es el atelier. Además ha trabajado para algunos directores de cine y diseñadores de moda como Jean-Paul Gaultier y Karl Lagerfeld.
Está claro que Langevin ha marcado un antes y un después en la robótica, un sector que algunos ya consideran desembocará en la tercera revolución industrial hacia el año 2030. La innovación en robots ya es algo en lo que invierten muchos gobiernos, al tiempo que las predicciones que hace unos años hacia Bill Gates sobre el auge de la robotización se convierten en una realidad.